Cómo hacer nata montada

La nata montada sirve para rellenar o cubrir un gran número de postres y bebidas. No solo está buenísima, también supone un elemento decorativo de lo más atractivo.

Aunque se puede comprar en el supermercado, su calidad nunca será comparable con la que puedas hacer tú en tu propia cocina.

Para montar nata necesitarás alrededor de 250 gramos de nata y de 100 gramos de azúcar, aunque la cantidad de este último elemento dependerá en buena medida de tus propios gustos y de los “dulce” que seas.

A la hora de elegir la nata que vas a utilizar, escoge la que cuente con un porcentaje de grasa mayor, ya que de esta forma aguantará con una mayor estabilidad. Debe tener un mínimo del 32% de grasa, aunque es recomendable elegir alguna marca que supere el 35%.

Cómo montar nata paso a paso

El objetivo es batir la nata hasta que esté montada. Veamos cómo puedes conseguir una perfecta nata montada paso a paso.

Enfría la nata y los utensilios

El gran enemigo a la hora de hacer nata montada es el calor. Es necesario que esté muy fría. Mantén la nata en el lugar más frío de tu frigorífico hasta que vayas a utilizarla. Antes de montarla, mete las varillas y el cuenco que vayas a utilizar en el congelador durante una media hora.

Los cuencos de vidrio o metal conservan más tiempo el frío que el plástico. Aléjate de toda fuente de calor cuando la estés montando, como puede ser el horno o los fogones (si los tienes encendidos, claro).

Empieza a batir

Agita bien el brick de nata antes de abrirlo y vierte su contenido en el cuenco que has enfriado.

Si vas a utilizar un estabilizante, es el momento de añadirlo. Nada de aromas ni azúcar, de momento.

Empieza a batir a una velocidad media con las varillas, con unos movimientos enérgicos, regulares y envolventes, pero sin forzar excesivamente. Poco a poco la nata se llenará de burbujas y adquirirá una mayor densidad.

Continúa batiendo hasta que la nata esté semi montada y añade el azúcar

Aumenta la velocidad de batido hasta una potencia media alta. La nata estará pronto semi montada, con una apariencia similar a la que tiene la espuma de jabón.

Es el momento de echar el azúcar. Si utilizas azúcar glasé, tamízalo antes. Continúa batiendo, probando de vez en cuando para ver su punto de dulzor; si crees que está poco dulce, añade un poco más de azúcar.

Aromatiza

Con la nata casi montada y el azúcar añadido, es el momento de incorporar aromas y otros saborizantes.

Por ejemplo, un extracto de vainilla potenciará su sabor.

Bate lo justo para tener picos duros

Ya estás en la última fase, y es el momento de controlar la nata para que no se corte, algo que pasará si te pasas con el batido.

Deja de batir cuando la nata haya formado picos duros y no se caiga al voltear el cuenco.

Uso y conservación de la nata montada

La nata montada es muy versátil y puedes utilizarla para un montón de platos y bebidas: servir fresas con nata, preparar cafés irlandeses o vieneses, coronar copas de helados, cubrir capa de bizcochos, decorar pasteles, rellenar tartas o los populares roscones de Reyes en Navidad, etc.

En cuanto a su conservación, si no vas a darle un uso inmediato la puedes guardar en la nevera durante un par de días en un recipiente hermético.

La nata montada no solo es una delicia para el paladar, también sirve para decorar un gran número de postres. No olvides que muchas veces comemos con la vista, y da gusto mirar la nata montada.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *