Las hamburguesas son uno de los bocados más populares en todo el mundo. Preparar una buena hamburguesa siempre salva esas situaciones en las que no quieres meterte mucho rato en la cocina para poder darle un buen homenaje al paladar.
A pesar de cierta mala fama con respecto a sus valores nutritivos, lo cierto es que si las materias primas que utilizas son de calidad, las hamburguesas son unos alimentos muy completos. Y, además, muy sabrosos.
Antes de ver cómo debes montar una hamburguesa, hagamos un repaso sobre los ingredientes que no te pueden faltar y su elaboración.
La carne
El ingrediente fundamental de toda hamburguesa. Cuanto mayor sea su calidad, mejor te saldrá.
Para acertar a la hora de escoger la carne, fíjate en que tenga entre un 20% y un 30% de grasa, y entre un 70% y un 80% de proteínas. Las carnes excesivamente magras se quedan secas.
La mejor carne de vaca para las hamburguesas es la del brazuelo, la llana, la espaldilla y la aguja, muy tierna y que es ideal para picar.
Las porciones no deben superar los 150 gramos para que quepan bien en el pan.
El pan
De igual forma que pasa con la carne, cuanta más calidad tenga el pan, mejor. Suele ser el gran problema de las hamburguesas. Si compras unos bollos especiales de hamburguesa sin el adecuado tamaño, sabor y textura, el bocado perderá muchos enteros.
Por supuesto, es muy importante su consistencia. Nada hay más incómodo que coger la hamburguesa y que el pan se deshaga al instante en tus manos, desparramando todos sus ingredientes.
Si quieres prepararte una hamburguesa fetén, compra un pan de calidad. Al final la diferencia no va más allá de unos cuantos céntimos.
La elaboración
Puedes prepararlas en una barbacoa, aunque la mayor parte de cocineros creen que salen mejor a la plancha; al cocinarlas, la carne desprende un jugo que potencia su sabor, y eso es imposible que ocurra cuando se hacen en una barbacoa.
Para que la carne tenga un toque crujiente es importante que la saques de la nevera unos tres cuartos de hora antes de que vayas a cocinarlas.
Deja que la plancha caliente a unos 150 o 200 grados, y cuando ya notes el calor, echa la carne. Nunca las hagas más de 4 minutos por cada lado, porque lo más probable es que se te queme.
Los complementos
Las hamburguesas son uno de los platos más versátiles del mundo, y acepta como complemento casi de todo: ketchup, mostaza, tomate, lechuga, cebolla, bacon, queso, pepinillos, mayonesa, etc.
Si la carne es buena, todo le irá bien.
El bacon debe estar siempre bien crujiente y el queso debe ser de un tipo que se funda con facilidad, y a ser posible no demasiado fuerte, o acaparará todo el sabor de la hamburguesa.
Y, sobre todo, equilibrio. La hamburguesa debe ser un conjunto, y el exceso de algunos ingredientes puede matar su sabor. No es infrecuente ver cómo algunas personas convierten su hamburguesa en una especie de sopa de ketchup y tomate. Con un poco es suficiente.
El mejor montaje para una hamburguesa
Con tanto ingrediente, una hamburguesa puede quedar como un collage anárquico, sin orden ni concierto.
Para que el edificio de la hamburguesa no se venga abajo a las primeras de cambio, el orden más adecuado es el siguiente: la parte de abajo del pan, la salsa, la cebolla, la carne, el queso, el tomate, la lechuga, el beicon y, finalmente, la parte de arriba del pan.
Hay un truco estupendo para darle una mayor consistencia a la hamburguesa: tuesta su parte inferior ligeramente con una pequeña capa de mantequilla, de forma que sea una especie de adhesivo natural para los ingredientes que coloques encima.
Y a disfrutar de tu hamburguesa.